Problemas estructurales hacen complicado que el país pueda diversificar sus ventas al exterior.
La dinámica de las exportaciones del país, que se han mostrado débiles en lo que va del año, y las turbulencias del comercio internacional, son algunas de las razones que llevaron al Banco de la República a bajar su proyección de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3,5% al 3,1% para este año. En los primeros seis meses del 2019, este indicador arrojó un balance negativo de 1,5% y solo en junio se desplomó 8,7%.
Además, vale la pena anotar que este comportamiento es una de las principales causantes del aumento del déficit en cuenta la corriente, que está por encima de 4% del PIB, uno de los más altos de la región.
Para Mauricio Reina, investigador asociado a Fedesarrollo, parte de este comportamiento se explica porque entre 2004 y 2014 la economía del país tuvo un crecimiento por encima del 4%, lo que hizo que para los empresarios fuera más fácil explotar el mercado doméstico.
“Durante este tiempo no se hicieron las transformaciones estructurales que requiere el mercado internacional, las cuales incluyen elevar la productividad, la competitividad, mejorar el producto, conocer el mercado, tener una gerencia de comercio exterior, entre otras cosas”, dice.
Reina señala que esta dinámica es estimulada por el Gobierno, dado que cuando un empresario trata de buscar ayuda las soluciones son mayormente de corte proteccionista, con medidas en términos de aranceles, cuotas, salvaguardias, fijación derechos y subsidios que profundizan esa actitud del empresario.
“Lo que debería hacer el Gobierno es eliminar el sesgo proteccionista que tiene de la economía, revisar la estructura arancelaria, los distintos beneficios de tipo arancelario y de política comercial para nivelar un poco la cancha y con ello buscar una estrategia de mediano plazo que le indique al empresario qué es más rentable y benéfico”, precisa Reina.
Frente a este panorama, María Claudia Lacouture, directora de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), dice que ya se empieza a ver en el mercado el “impacto de la de la tensión comercial y una desaceleración del comercio internacional”
Efecto que ya se puede apreciar en las manufacturas y el sector agrícola, que fueron los que más se redujeron en el primer semestre del año. “Aún es alta la cifra de exportaciones minero energéticas. No podemos bajar la guardia en la diversificación”, precisa.
Por otro lado, Lacouture agrega que aunque a nivel general las exportaciones se redujeron 1,5%, las ventas de Colombia hacia Estados Unidos aumentaron en 6,03%, al pasar de US$ 5.626,8 millones a US$ 5.966,1 millones, impulsadas principalmente por el sector minero energético que creció 11,1%.
“Las empresas nacionales deben adecuar su producción al mercado de Estados Unidos y en la medida que escale la tensión comercial, se abrirán nuevas oportunidades. El panorama del comercio mundial nos plantea la necesidad de fortalecer la política exportadora y reforzar la búsqueda de nuevos mercados, además de expandir el de Estados Unidos, que seguirá siendo nuestro principal socio y aliado. Pese a que EE.UU. es nuestro mayor comprador, las cifras son muy pequeñas frente al enorme potencial que tenemos”, añade la directora de la directora de la AmCham Colombia.
Respecto a lo que ha hecho falta en el sector, la directiva resalta que las empresas deben involucrar dentro de su estrategia las exportaciones. “Esta debe ser una decisión de largo plazo, con planeación y no por excedentes de producción o una tasa de cambio favorable. Y exportar es más que enviar productos fuera del país. Las empresas necesitan conocer bien los mercados, sus posibilidades, cumplir las normas y contar con las certificaciones que se requieren. El proceso de homologación y certificación en las empresas es clave, sobre todo en el sector agrícola”, anota.
Finalmente, recalca que la pedagogía sobre los beneficios que ofrecen los acuerdos comerciales debe ser constante, así como el trabajo en diplomacia fitosanitaria para abrir más mercados y un análisis permanente de las tendencias y necesidades de los consumidores son claves para aprovechar las oportunidades.
En ese sentido, el senador Arturo Char (Cambio Radical) indica que el país debe preocuparse por mejorar la competitividad y la logística para poder insertarse con éxito en las cadenas globales de valor. “Por eso el tema tiene que pasar por exportar valor agregado, dejando la dependencia sobre los hidrocarburos, que nos ha pasado factura y nos ha puesto muy vulnerables a los cambios e inestabilidad de los precios del petróleo”, precisa.
Javier Díaz, presidente de Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), sostiene que es fundamental el tema logístico para dinamizar las exportaciones, así como la diversificación de las mismas, pues actualmente hay muy pocos sectores que se dedican exclusivamente a esta tarea.
“Es necesario avanzar en eso porque hoy los empresarios atienden el mercado local y los excedentes van al mercado internacional. Estamos avanzando en la eliminación de trámites innecesarios, no hemos terminado la tarea, y parte del nuevo estatuto aduanero va en esa dirección”, sostiene.
No obstante, Díaz recalca que los resultados del segundo semestre en esta materia dependerán de lo que pase a nivel internacional. “Lo que se observa en este momento es una gran incertidumbre y una disminución del comercio mundial que tiene un gran interrogante que se resuelve con lo que pase en el conflicto comercial entre Estados Unidos y China”, puntualiza.
En esa línea, AmCham Colombia indica que vamos a depender de las variaciones del dólar y de que las materias primas que exporta Colombia se mantengan más o menos a salvo en las tensiones comerciales.
Por: Portafolio.com
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